sábado, 6 de diciembre de 2008

El rojo burlón

Quiere el cometa atarse en el barro.
Quiere enterrase para nunca estremecerse.
no quiere en pie tenerse, no quiere.
Todavía no encontró la horma de su zapato.

Y en el agrio rió, al fin merecerse,
quiso un Dios ponerla. Y sentado
con el viento en su pelo calmado
la pobre cometa acabó sin sus bienes.

dos eran pues y bien sentados.
El primero de ellos la razón
del mas valiente y cultivado.

Y la más llana y sincera pasión.
del ser que al segundo le había dado,
la punzante espina del rojo burlón.

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