En el teatro del mundo.
El payaso más austero
Y le envidiaban.
Y querían modificar su sueño.
Más no pudieron, no pudieron.
Con sus rayas horizontales
quiso volar y voló
y supieron de su Dios en otros berrocales.
Más cuando cantó,
formuló su secreto.
Adiós mi amor tremendo,
adiós mi vida, adiós.
Y su mirada volvió atras.
Y cogió las riendas de su vida,
más cruzó sus pequeñas ansias
y así murieron de envidia.
Dime que critícas y te diré de que careces.
Y al darte mis historias, de risa
mueren mis niñeces;
sin más mueren.
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