Sabia la respuesta del cordero.
Sabia como ninguna.
Sabia la inocencia del empobrecido cetro.
Somnolencia continua
Que a retazos colma mis sábanas
Destronada las amenazas infinitas
Que aumentan mis ganas
Y las desarman
Para luego mis entrañas
Repararlas y enfundarlas
En el alma de otro que se ablanda
Y me dispara y en su trampa
Enredada quedo
Más luego sucia como el urbano cielo
Vuelo
Y muero
Y despierto
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